martes, 29 de octubre de 2013

Resumen del libro: ‘Hackear el periodismo’ de Pablo Mancini


Por: Alberto Póndigo

El libro Hackear al Periodismo con la conocida frase de Albert Einstein “La locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Para comentar su libro yo citaría también a Mario Benedetti, quien recuerda que “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.

Es un libro europeo: es una descripción bien escrita, con palabras audaces y decenas de ideas nacidas de alguien que se ha sentado a pensar y repensar el modelo de los medios. Es europeo porque es muy teórico. Faltaría ese toque norteamericano que justifique con números lo que se piensa en palabras. Es decir, grosso modo nada de lo que se dice está justificado o comprobado empíricamente. Una lástima en este mundo en el que miles de tipos autoproclamados gurús de la social media pretenden decir qué hay que hacer y cómo. Con todo, claramente Mancini no es de esos.

Hackear el periodismo responde a la pregunta de por qué hay que intervenir en la forma de hacer periodismo, en la forma de organizar las redacciones. Es un punto de partida y un exhorto a los dueños de los medios a cambiar. Pero el subtítulo del libro es pícaro: dice ser un “Manual de laboratorio”, pero de entrada notamos que no es tal cosa. No enseña las mejores ni las peores prácticas.

En diez páginas hay sin embargo un intento o aproximación a contar qué hay que hacer. 47, 60/61, 67, 72, 83, 86, 88, 102 y 104 que algo vamos a encontrar. 

Las ideas son las siguientes:
1) En un medio online las secciones no importan, no son vistas, “son la mayor desconexión de los medios respecto de sus lectores” (no da cifras).

2) Para medir un proyecto online periodístico está bueno seguir cuatro variables: tráfico, rentabilidad, reutilización de contenidos y productividad.

3) En Internet, lo que no se puede manipular carece de valor.

4) “Estamos en problemas” si tenemos una redacción digital que sólo emula lo que hacen los algoritmos más eficientemente.

5) Los Content Management System (CMS) están construidos con categorías y conceptos arcaicos para manipular información.

6) Los productos ya no se leen, se escuchan o se ven: ahora se usan.

7) Sin periodistas que entiendan código, sin programadores que se interesen por el nuevo periodismo, parece imposible hackear el periodismo.

8) No sabemos medir la eficiencia con nuevos parámetros y los criterios de eficiencia de antaño ya no sirven.

9) El anticristo que hoy asusta al gremio periodístico es el experimentalista, clave en el mundo de hoy.

10) Data curators: hacen que se pueda respirar online. A mayor abundancia informativa, mayor necesidad de selección.


Como conclusión, queda claro que no es un manual de laboratorio pero nos permite dirigir nuestros pensamientos hacia uno y otro lugar, pero siempre hacia delante. Por eso, volviendo a Benedetti, si creíamos tener todas las respuestas, Hackear el periodismo nos cambia todas las preguntas.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Resumen del libro: ‘Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas’


Por: Alberto Póndigo

Es una obra que engloba buena parte de nuestra realidad latente. Hoy en día en este mundo tan individualizado, tan alejado de un bienestar en la sociedad, cuando se ve tan utópico un verdadero equilibrio en el planeta, considero que en esta obra, Giddens nos da una panorámica general de los fenómenos o procesos que han venido a cambiar tantos aspectos de nuestras vidas, si bien, no es un libro que te aporte mucho sobre cómo hacerle para erradicar todo lo malo que sucede en el mundo, me parece que el autor nos da una visión más o menos real de lo que sucede, y me atrevo a decir más o menos porque creo que Giddens hace sociología de arriba para abajo, no de abajo para arriba, pero no me meteré en asuntos de ésta índole. Lo que nos atañe ahora es el libro.

La obra se divide en cinco capítulos Globalización; Riesgo; Tradición, Familia y Democracia. En Globalización el autor se referirá primeramente a lo global que es ahora el término a comparación de hace algunas décadas. Apenas en los 80’s se comenzaba a usar ese término. El autor expone que algunos pensadores han tomado distintas posturas respecto a lo que es la globalización, se habla de los escépticos y de los radicales. Los primeros básicamente se resisten a la idea de que esto de que vivamos en un mundo en donde lo que sucede en Estados Unidos tenga que ver, o esté relacionado, a veces, con lo que suceda en países lejanos a ése. Los segundos por el contrario, dice el autor, afirman que lo que es la globalización es bastante real y que sus consecuencias se ven en todos lados. Explica que la globalización es algo que no sólo genera cambios en el ámbito económico sino que la globalización es política, tecnológica y cultural. La globalización no es algo simple de explicar pues conlleva muchos procesos, también explica que estos procesos no evolucionan equitativamente, esto es bastante obvio.

En el apartado de Riesgo, expone que hoy en día se toma esta idea del riesgo más en cuenta viéndola desde una perspectiva económica que desde una perspectiva ecológica. Desde que se empezó a ver que existía riesgo en cualquier aspecto, se comenzó también a tomar en cuenta la seguridad, de ahí el surgimiento de los seguros y de la empresa londinense Lloyd’s. Hace una distinción entre dos tipos de riesgos, el riesgo externo y el riesgo manufacturado. El primero hace referencia a los hechos generados por la naturaleza o a lo que viene de las tradiciones. El segundo hace referencia a los riesgos a que nos enfrentamos por situaciones que, por nuestra poca experiencia, no podemos afrontar, los riesgos medioambientales entran en esta clasificación, así como lo que se relaciona con el calentamiento global.

En el siguiente capítulo Tradición, Giddens empieza a exponer que hay muchas cosas que comúnmente uno cree que son tradicionales pero que en realidad son meras creaciones de la globalización. Se pone el ejemplo del kilt que es la falda a cuadros que usan los escoceses, explica que esto no tiene nada de tradicional y que, por el contrario, esta vestimenta ha sido producto de la revolución industrial. Menciona, incluso, que la tradición así como el término en sí, son producto de la modernidad. Se tocará el tema de los fundamentalistas, entendidos éstos como aquéllos que, no viniendo de la tradición sino como producto de la globalización, “piden una vuelta a las escrituras o textos básicos que deben ser leídos de manera literal, y proponen que las doctrinas derivadas de tales lecturas sean aplicadas a la vida social, económica o política” (p. 61).

En el apartado de Familia Giddens se extenderá en su exposición tocando temas que sin duda son los más preocupantes hoy en día. Nos explica que los cambios que tienen que ver con la sexualidad, el matrimonio, las relaciones y la familia, son los más importantes. Los políticos y activistas actuales piden un regreso a la familia tradicional, sin embargo, el autor afirma que la familia tradicional (edad media) se caracterizaba por ser una relación que descartaba que el amor debía florecer, era más bien una unidad económica. Las mujeres y los niños no tenían derechos en ese tiempo. Escribe que para los años cincuenta la familia ya no era una unidad económica, se tomaba en cuenta el amor romántico y era esto la base del matrimonio. Actualmente las cosas han cambiado aún más, existen mayor número de personas viviendo solas y la idea de familia de los años cincuenta ha venido desapareciendo.
Se define a la relación pura como aquella en que los derechos y obligaciones son los mismos para uno como para el otro y que entre sí, se desean lo mejor. Esta relación está basada en el diálogo y en la comunicación, en donde es básico entender lo que la otra persona dice. Concluye básicamente que la familia tradicional no es el modelo ideal.

Finalmente aporta un capítulo que considero esencial, porque aunque al inicio escribí que Giddens no nos aportaba algo así como puntos a tomar en cuenta para mejorar la situación mundial, toca aquí algo que, me parece está un tanto relacionado con eso de proponer.

La definición que nos aporta de lo que es la democracia es la siguiente: “es un sistema que implica competencia efectiva entre partidos políticos que buscan puestos de poder. En una democracia hay elecciones regulares y limpias, en las que toman parte todos los miembros de la población” (p. 82). Afirma que algunos estados no llegan a la democratización total, podría yo diferir de esto de “algunos”, pues en gran medida se ha relacionado la idea de democracia con la de utopía, es decir, no creo que exista un lugar en donde se aplique la democracia con todo el rigor, que haya, pues, una democracia perfecta. Casi todo el mundo afirma que la democracia es lo mejor, sin embargo existe una paradoja con lo que es la democracia como el sistema de gobierno más viable, se trata de que hoy en día las personas ya no tienen confianza en los políticos, cada vez menos personas quieren ir a votar, existe, pues “una desilusión generalizada con los procesos democráticos” (p. 85) así, pues, vemos que existen distintos niveles de democracia en cada región.

El autor afirma que lo que se debe de hacer es “democratizar la democracia” aquí se refiere a que hay que tomar medidas globales para este mundo globalizado. Esto es, pues, devolver el poder al estado. Nivelar lo que es la economía, la sociedad civil y el estado, pero siempre con el poder del estado regulando el rumbo del país. Significa también, erradicar la corrupción en todos los ámbitos, así como lograr que los partidos políticos se abran más al diálogo con lo que son los movimientos sociales.

Nos hablará también del papel que juegan los medios de comunicación dentro de la democracia. Nos dice que, por un lado la sociedad de la información, aunque actúa altamente como fuerza democratizadora, hay que tomar en cuenta que “la televisión y otros medio tienden a destruir el propio espacio de diálogo que abren, a través de una trivialización y personalización inexorables de las cuestiones políticas. Además el crecimiento de empresas multinacionales gigantes de comunicación significa que magnates financieros no elegidos pueden ejercer un enorme poder” (p. 92).

Transportando esto a la realidad de nuestro país, se puede decir que es un indiscutible ejemplo lo que hacen las dos televisoras principales del país que no contentas con ser el monopolio de información televisiva, ahora quieren aplicarlo como “ley”, “que nadie más se meta a nuestro territorio, el cual ya tenemos bien dominado”.


Como conclusión, agrego que el libro está escrito de una manera muy amena, como una lectura de fin de semana que vale la pena conocer. Más que nada lo recomiendo por eso, no hay nada que perder, por el contrario; se gana conocimiento y puntos de reflexión. El prejuicio en la lectura es algo, creo yo, que hay que erradicar, hay que conocer para poder criticar. Giddens aunque, como dije antes, hace sociología como desde las grandes esferas o desde una perspectiva muy europea hacia lo que resta del mundo, y que bien podría llamarse a esto el gran pecado de Anthony Giddens, es valiosa su aportación al campo sociológico. No me atrevería a decir que es un mal sociólogo, simplemente que tiene una visión muy lejana a los países latinoamericanos, por lo tanto podría ser que se menosprecie su trabajo, lo cual es bastante lamentable, y en lo personal estoy en contra de dicha idea. 

Afirmo que una de las cualidades que me agradan de este autor es su gran sencillez al escribir y desarrollar sus temas, hace ver las cosas simples, explica sus argumentos de una manera bastante sencilla. Esa es una capacidad que no todos tienen y que me parece importante resaltar.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Estrategias locales para ser global.

Nadie sabe cómo será el futuro pero sabemos que será muy distinto del presente y que serán nuestras decisiones individuales y colectivas, sustentables o no, las que lo determinen.

Nuestras decisiones a su vez guardarán relación con nuestra cultura, que es básicamente nuestro sistema de creencias, valores, actitudes, costumbres e instituciones. La cultura determina las relaciones sociales, de género y de raza, afecta la forma en que percibimos al mundo y a nosotros mismos; modifica nuestra interacción con otros y con la naturaleza.

Por lo tanto, una sociedad sustentable únicamente podrá ser conformada a partir de un mosaico de culturas sustentables en el plano local. Implica entonces una ética global que será conformada desde la diversidad cultural y que dependerá de decisiones individuales que tome cada persona en su comunidad.

Debemos respetar y valorar la diversidad de culturas pero debemos también llegar a un entendimiento global respecto de la necesidad de adoptar un nuevo estilo de desarrollo que sea sustentable en el largo plazo y que abarque a toda la población mundial.

Debemos cambiar; debemos actuar y debemos hacerlo en los ámbitos en los cuales cada uno de nosotros se desempeña. Pero siempre debemos hacerlo siendo conscientes de que nuestras decisiones afectan a otros y que las comunidades locales se encuentran insertas en una realidad más amplia. Es decir, debemos pensar globalmente y actuar localmente.

¿Qué es globalismo, globalidad y globalización?

El globalismo es una ideología según la cual el mercado mundial sustituye al quehacer político. Es decir, que consiste en reducir la globalización al aspecto económico.

Por globalidad, se entiende a la situación de que ningún país puede vivir al margen de los demás.
Finalmente, denomina globalización al proceso en virtud del cual los estados nacionales se entremezclan, es decir, se relacionan e implican generando interdependencia. 

Esta globalización tiene diferentes dimensiones entre las que se encuentran la globalización informativa, ecológica, económica y cultural, entre otras.

lunes, 16 de septiembre de 2013

“Identidades globales y locales”

Por: Alberto Póndigo Tinoco

Para poner en contexto el tema, se debe tener en cuenta que cada que se habla de identidad, el concepto se encuentra dado como las características que cada individuo tiene, la diferencia estriba en el territorio en donde cada persona ha desarrollado dichas características, aunque también; se relaciona la visión que se tiene de forma interna  hacia el exterior, ya que ésta determina el juicio sobre los individuos ajenos a nuestra cosmovisión de las cosas.

Los elementos a tomar en cuenta son de distinta índole, por ejemplo la parte económica: ya que existen países considerados, de forma cierta, como más desarrollados en comparación con otros.

Por otra parte, si consideramos la parte económica al mismo tiempo agregamos la ideológica, por lo que, es importante saber que se deriva de éstas el desarrollo tecnológico, mismo que provoca un trecho muy extenso entre nación y nación, si bien es cierto que tenemos en común la globalización del capital; también el desarrollo de las nuevas tecnologías permiten la comunicación global por lo que la identidad se puede ir perdiendo, cosa que parece lógico pensar, y es cierto, pero lo hace paulatinamente.


Parece, en ocasiones, que dentro de los países menos desarrollados hay varias naciones disgregadas, por ejemplo: los grupos indígenas parecen extraños dentro su propia nación, pero no es así, lo que pasa es que no comulgan con los procesos de globalización efectuados; como todo el país, pero el pensamiento de aquel que tiene mayor relación con la tecnología, piensa que sí forma parte del proceso; aunque de verdad, no es así.

Un higo más que dulce


Por:  Alberto Póndigo

Monsieur Bibot, el dentista, era un hombre muy exigente. Tenía su pequeño apartamento muy bien ordenado y limpio, lo mismo que su consultorio.

Si su perro, Brown, saltaba sobre los muebles, Bibot no dejaba de darle una lección. Excepto el día de la Revolución francesa, el pobre animal no podía ni ladrar.

Una mañana, Bibot encontró a una anciana que lo esperaba frente a la puerta de su consultorio. Tenía dolor de muelas y le rogó al dentista que la ayudara.

—¡Pero si no tiene cita! —dijo él. La mujer dejó escapar un gemido. Bibot consultó su reloj. Tal vez tenía tiempo de ganarse unos cuantos francos más. La hizo pasar y le revisó la boca.

—Tendremos que sacarle la muela —dijo con una sonrisa y, una vez que hubo terminado, añadió—: Le daré unas píldoras para el dolor. La anciana estaba muy agradecida: no puedo pagarle con dinero —dijo—, pero tengo algo mucho mejor. —Sacó un par de higos de su bolsillo y se los tendió a Bibot.

—¿Higos? —dijo él, enfadado.

—Estos higos son muy especiales —susurró la mujer—. Pueden hacer que sus sueños se hagan realidad. —Le guiñó un ojo y se llevó un dedo a los labios.

Para Bibot estaba claro que se trataba de una loca. Puso los higos sobre la mesa y tomó del brazo a la mujer. Cuando ella le recordó las píldoras, Bibot respondió:
—Lo siento, ésas son sólo para los clientes que pagan —y la empujó hacia la puerta.

Esa tarde, Bibot sacó a su perro a pasear por el parque. Al pobre Brown le encantaba olisquear los troncos de los árboles y entre los arbustos, pero cada vez que se detenía a hacerlo, Bibot le daba un fuerte tirón a su correa. Antes de irse a la cama, el dentista decidió tomar un bocadillo.

Se sentó en la mesa del comedor y se comió uno de los higos que le había dado la anciana. Estaba delicioso. Era tal vez el mejor higo, el más dulce, que se había comido jamás.

A la mañana siguiente, Bibot arrastró a Brown escaleras abajo para el paseo matutino. Los escalones eran demasiado altos para las cortas patas del perro, pero a Bibot jamás se le hubiera ocurrido cargar a su mascota: odiaba que su hermoso traje azul se llenara de pelos blancos.

Mientras caminaba por la acera atestada, Bibot notó que la gente se le quedaba mirando. “Admiran mi traje”, pensó. Pero cuando se vio reflejado en el ventanal de un café, se detuvo horrorizado. Sólo tenía puesta la ropa interior. El dentista dio la vuelta y se metió corriendo a un callejón.

Pensó—, ¿qué ha pasado con mi ropa?”
Y entonces se acordó del sueño que había tenido la noche anterior: había soñado que estaba justo frente a ese mismo café, en ropa interior.

Pero algo más había pasado en su sueño, y Bibot se esforzaba por recordar qué. Brown, acechando desde la sombra del callejón, comenzó a ladrar.

El dentista alzó la vista y vio cómo el resto de su sueño se hacía realidad. Nadie volteó a mirar a Bibot mientras éste corría de regreso a su casa en ropa interior.
Todos los ojos de París estaban fijos en la Torre Eiffel, que se iba inclinando hacia abajo lentamente, como si fuera de goma. Bibot comprendió que la anciana de los higos le había dicho la verdad, así que no iba a desperdiciar el segundo higo. Durante las siguientes semanas, mientras se iniciaban las obras de reconstrucción de la Torre Eiffel, el dentista leyó docenas de libros sobre hipnotismo.

Cada noche, antes de meterse a la cama, se miraba en el espejo y repetía, una y otra vez: —Bibot es el hombre más rico del mundo, Bibot es el hombre más rico del mundo. Y al poco tiempo, en sus sueños, Bibot era exactamente eso.

Cuando dormía, el dentista se veía conduciendo su lancha de carreras, pilotando su avión y viviendo a todo lujo en la Riviera francesa. Noche tras noche era la misma historia. Un día, al anochecer, Bibot tomó el segundo higo de la alacena. No podría durar para siempre.

“Esta noche, es la noche”, pensó el dentista. Puso el fruto maduro en un plato y se dirigió a la mesa. Al día siguiente, al despertar, sería el hombre más rico del mundo. Miró a Brown y sonrió.

El perrito no lo acompañaría en aquella vida, pues en sus sueños Bibot era dueño de media docena de gran danés. Mientras el dentista abría la alacena para sacar un poco de queso, escuchó un ruido como de porcelana que se rompe.

Se volvió, pero sólo para ver cómo Brown, trepado en una silla y apoyando las patas delanteras sobre la mesa, se comía el último higo. ¡Bibot estaba furioso!

Persiguió al perro por todo el departamento. Cuando Brown se metió debajo de la cama, Bibot le gritó: —¡Mañana te enseñaré una lección que no olvidarás jamás! —Después, enojado y con el corazón destrozado, el dentista se fue a dormir.

Cuando despertó, a la mañana siguiente, Bibot se sintió muy confundido. No estaba en su cama. Estaba debajo de su cama. De repente, una cara apareció frente a él: ¡era su propia cara!

—Es hora de tu paseo —dijo la boca de aquel rostro—. Ven con Brown.

Una mano se deslizó debajo de la cama y lo atrapó. Bibot quiso gritar, pero lo único que fue capaz de hacer, fue ladrar.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Resumen del libro: Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?


Por: Alberto Póndigo Tinoco

Cada vez que una persona lee debe experimentar una sensación de que el cerebro se enciende. A diferencia de ésta sensación Carr describe que: experimentamos un estado de bienestar cuando estamos en estado online, tratando de pensar, ¿qué ha pasado cuando por distracción olvidamos nuestros celulares en casa? Nos sentimos desprotegidos, incluso nos sentimos vulnerables informativamente. No estamos “online” no sabemos qué ha pasado en el mundo, todo el día que estamos lejos de nuestro “smartphone” o “tablet” experimentamos una sensación de ansiedad y anhelamos el tenerlo en nuestras manos, sólo para revisar que es lo que nos hemos perdido, que es lo que ha sucedido en el mundo en nuestra breve ausencia.

La mayoría de nosotros tenemos cuentas en Twitter, Facebook, Flickr, Instagram, Youtube. Utilizamos a un gigante de las búsquedas, como Google. Revisamos nuestro correo en Yahoo, Hotmail, después de revisar todas nuestras notificaciones, miramos el reloj y nos damos cuenta que no han pasado más de 15 minutos pero ya hicimos un montón de actividades; ya recibimos toneladas de información.

No siempre las hacemos en este orden. El orden y el tiempo estimado en cada actividad es diferente, muchas veces no es lineal, “jugamos” a saltarnos algunos pasos, hacemos lo que nos dicta la mente y el ocio en el momento. Por ejemplo, podemos estar conectados a Facebook más de 30 minutos; hasta perdemos la percepción del tiempo, el estar sentados en la computadora no sólo nos ha hecho más perezosos intelectualmente, también ha afectado nuestra condición física. Preferimos “ejercitarnos” para relajarnos 30 minutos en una red social, que emplear ese mismo tiempo en  la lectura de un libro.

Queremos estar conectados, queremos procesar información de diferentes temas a altas velocidades.

Lejos de ser un avance en el pensamiento, el primer capítulo nos cuenta como el cerebro poco a poco se va desgastando, la imaginación poco a poco comienza a ser más concreta y paulatinamente va desapareciendo. Cada vez nuestro pensar se ha vuelto más enredado, nuestra retención de memoria ha sido afectada, el leer en un libro ya no nos parece suficiente.


En el siguiente capítulo. Conforme nuestros gadgets se innovan y nos abren posibilidades visuales, el uso de un libro parece más arcaico; sin sentido. Hemos desarrollado una nueva forma de leer, tristemente existen datos que avalan esto, mientras que las aplicaciones en un Ipad, como iBooks o Kindle suben en número de descargas, las ventas de libros bajan. Las ventas en medios impresos están bajando considerablemente, amenazando con la quiebra a muchas editoriales.

“Renueva o muere”, es el lema de varias ediciones impresas, como la revista semanal “The New Yorker”. La edición para Ipad ha sido un éxito, en mi caso encuentro ya muy tedioso el leer la revista, preferí instalar la aplicación, donde a pesar que es la misma información que encuentro en el número, me da las posibilidades de ver un video al mismo tiempo que leo. Hemos desarrollado todo un nuevo lenguaje de lectura.

El cerebro, lejos de ser la máquina con plantilla prediseñada que planteaba el racional Immanuel Kant ha desarrollado nuevos códigos de aprendizaje. El cerebro ya no se considera inalterable en su proceso de pensamiento, varias pruebas desde el nacimiento del psicoanálisis con Sigmund Freud han demostrado que nuestro cerebro “reacomoda” los circuitos neuronales adaptándose al uso que le demos, nada de estructuras formales, la mutación es posible. La evolución nos ha dotado de un cerebro que literalmente puede cambiar de forma de pensar una y otra vez. Esto recibe el nombre de plasticidad.

Un ejemplo que nos dice el libro: “Si la persona aprende a leer en ‘braile’, la corteza visual se redistribuirá para procesar la información recibida a través del sentido de tacto”. A pesar que existen numerosos casos donde la plasticidad ha resultado benéfica y ofrece la excelente posibilidad del cambio al determinismo genético (“a lo previamente instalado”), resulta un arma de doble filo. Los malos hábitos también pueden quedar tan bien arraigados en nuestros circuitos neuronales como los buenos.

El tercer capítulo no invita a que pensemos en nuestros antepasados, en su forma de percibir el tiempo. No contaban con avanzados relojes como los nuestros que tienen cronómetro, temporizador, alarma, ni una pantalla donde dividiera el tiempo en horas, minutos y segundos. No, su forma de organizarse dentro del tiempo se limitaba a día y noche, sol y luna, nada más.
¿Por qué entonces fue necesaria la creación de relojes de arena, de sol o de agua? Simple, si queríamos llegar a un estado de mayor organización, donde nuestra vida en un día común fuera más sencilla, necesitábamos forzosamente un sistema que no permitiera en un primer grado palpar el tiempo.

La sociedad comenzó a ejercer mayor presión en la precisión, si el reloj como máquina nos dio una enorme posibilidad de organización, pero también ató nuestro pensamiento a un sistema que en la actual sociedad moderna resulta imposible de romper.

Este capítulo también nos cuenta de cómo en los tiempos de Sócrates se consideraba a la escritura como una amenaza para el pensamiento intelectual, consideraba que era un paso a convertirnos en pensadores menos profundos al tenernos que atar a un sistema específico (lo mismo que el uso del reloj). En una cultura puramente oral, el pensamiento se rige por la capacidad de la memoria humana. El conocimiento es lo que se recuerda, por lo mismo se encuentra atado a lo que la memoria pueda retener.

El uso de nuestros hermosos aparatos nos facilita la portabilidad para coleccionar y leer varios libros en el momento que queramos, pero también limita nuestra mente a continuar creciendo. Es obvio que grandes logros literarios no hubieran podido trascender si la cultura del lenguaje continuara siendo puramente oral, grandes ejemplos de la literatura de habla hispana como “El Quijote de la Mancha” no habría sobrevivido, la escritura nos ha facilitado el poder de la memoria.

El cuarto capítulo por su parte, habla de que: desde los orígenes del hombre este buscaba un medio por el cual comunicarse, sin tenerlo tan organizado, establecía forma de contar historias. Tal es el caso de las pinturas de Altamira, en España donde se han encontrado vestigios de nuestros primeros antepasados en sus intentos por contar algo. Siglos después fue inventada la escritura por los sumerios y empleaban el uso de tablillas para grabar sus textos.

Después de varios siglos acostumbrados a este nivel de lectura se descubrió que el que la gente leyera en voz alta tenía mucho que ver con el tipo de escritura sin espacios, resulta un gran apoyo el leer la frase de arriba en voz alta por que el recurso fonético nos ayuda a hilar más rápido las frases y entender el significado de cada palabra.

La separación de las palabras dio paso al gran florecimiento de la literatura, que hoy en día conocemos como los grandes clásicos. La lectura de Shakespeare, Cervantes de Saavedra o Voltaire no hubiera sido posible si sus textos hubiesen sido publicados bajo el formato “sin espacios”. Habría sido imposible la comprensión de las palabras y más, por el constante empleo de metáforas que utilizan.

Por otra parte, el capítulo 5°. Alan Turing, sinónimo de gran inventor; revolucionario de la sociedad. Turing le demostró al mundo que todo, de verdad absolutamente todo, puede ser resumido a un código basado en ceros y unos procesados transmitidos, al igual que, reproducidos por una computadora.

La computadora a un lado del Internet ha resumido los grandes avances de la cultura bajo el funcionamiento de “todo en uno” tenemos nuestra biblioteca, nuestra tienda de música, nuestro teléfono, nuestro supermercado en fin. Su único limitante a los inicios era la velocidad. No resultaba rentable toda la energía y dinero que empleaba para descargar una imagen, teniendo un laboratorio de fotos donde una persona en cuestión de horas podía obtener la misma imagen en menor tiempo.

Las cifras que demuestran el tiempo que le dedicamos a la red son sumamente aterradoras. El Internet se ha convertido en un medio de difusión personal, distribuimos nuestras propias creaciones en forma de blogs, videos, canciones, links etc. Hacia 2009 los adultos en América del Norte le dedicaban un promedio de doce horas semanales, el doble correspondiente a 2005.

En el capítulo sexto se plantea que al libro se le ha presentado como el medio más resistente al poderoso gigante de la Red. Los grandes editores han venido percibiendo grandes pérdidas en los negocios a través de que todos los textos se van trasladando del libro impreso a la pantalla.

El libro ha recibido varios ataques frontales durante la historia del hombre, el ataque más actual, reciente, eficiente y directo ha sido el monstruo enemigo del libro, el actual desarrollado por Amazon, Kindle, decía Johnson “El universo de los libros al alcance de nuestros dedos”. 

El Ipad, otro dispositivo actual que nos facilita el mundo de las letras a través de los dedos. Los procesos narrativos del libro han ido adaptándose al medio online, como en el caso de “The New Yorker” han ido incorporando diferentes posibilidades como video, música, imágenes, en general la idea romántica de abrir un libro, leer los textos, subrayar palabras desconocidas o memorizar citas, ha ido poco a poco desapareciendo convirtiéndose en parte del mundo digital.

La escritura nuevamente no está lejos del ataque, el escribir manualmente ha ido desapareciendo y “Microsoft Word” se ha convertido en nuestra nueva máquina de escribir, con el paso del tiempo, los cuadernos de apuntes serán un bonito suvenir del pasado.

En el séptimo capítulo encontramos que a menudo no nos damos cuenta de todas las actividades que realizamos al mismo tiempo, podemos estar chateando, descargando música (por supuesto vía legal, por aquello de la piratería), subiendo fotos a Facebook, mirando fotografías y todo esto sin sudar una sola gota. Sin duda, el nacimiento del Internet es lo más potente en la influencia de la historia del hombre desde el nacimiento de la imprenta. El hacer todas estas actividades en un lapso de tiempo relativamente mínimo, genera los denominados inputs a nuestro cerebro en las cortezas visuales, somático-sensoriales y auditivas, es decir genera modificaciones en éstas áreas específicas del cerebro. 

Nuestra mente es más dispersa y en realidad a pesar que hacemos muchas cosas, retenemos muy pocas. Bien dice el dicho, “el que mucho abarca, poco aprieta”.

Al actualizar un estado en la red social buscamos generar un diálogo, incitar una respuesta. Tal como en el cine, “ninguna toma es aleatoria”, lo mismo en los estados de ánimo virtuales, nada es aleatorio. Buscamos una respuesta.

Cpítulo 8 Hoy en día cualquier persona con los mínimos conocimientos en informática puede acceder a este gigante de la información y resolver cualquier duda que se le presente. Google nace gracias a los ideales de grandeza de un joven llamado Larry Page, desde niño, Page había soñado con crear algo que cambiara completamente la percepción del mundo.

Actualmente, Google se ha potencializado gracias al constante uso de las redes sociales como Myspace, Facebook y Twitter con la vasta posibilidad de generación de cadenas de información con un simple click al “linkear” tu cuenta de red social con este buscador. Google, ha cumplido el sueño de su creador, en realidad ha cambiado la historia del hombre, ha trazado la carretera en los caminos de la información y su acceso es libre para todo el mundo. Lo único aterrador aquí, es ¿qué tanto nos conviene en realidad un buscador tan “inteligente”?
Lejos de que se me perciba como fatalista, Google es sólo el inicio de la creación de la máquina que supere al hombre.

Después de casi llegar al final del libro, podemos aproximarnos a una conclusión y darle algo de crédito a Sócrates. A medida que leemos los contenidos de las demás personas, dejamos de concentrarnos en los nuestros, nuestra calidad de contenido va disminuyendo a un proceso bastante rápido. Conforme nos acostumbramos al uso de Google como fuente universal del conocimiento, hacemos a un lado la posibilidad de profundizar que nos daba una enciclopedia en años pasados.

El poder de la USB y su portabilidad para trasladar nuestra información poco a poco va limitando nuestra capacidad de memoria, es decir, poco a poco vamos suplantando la información que podemos albergar en nuestro cerebro en un dispositivo móvil, dispositivo que por más capacidad que contenga, eventualmente se llenará, y así como estamos en un constante flujo de información, es necesario que la vaciemos para poder llenarla con nueva.

¿Qué es lo malo de esto? Sencillo, todos los archivos que almacenamos en una USB, son temporales, tienen un objetivo de vida bastante corto, después de que lo hayan cumplido, resultan innecesarios en nuestra memoria y los borramos. En mi caso, de todos los documentos que he guardado en una USB, no superan la esperanza de vida de un semestre escolar.

Me doy cuenta que lo mismo sucede con mi memoria. Poco a poco vamos vaciando nuestro patrimonio cultural, y lejos de presentarse como códigos de informática, presenta un grave daño a la formación del hombre. Si no lo practicas, lo olvidas, no importa que tan bien lo hayas aprendido.

La capacidad de moldearnos, los nuevos entornos informativos influyen en nuestro proceso de adaptación más de lo que creemos o más de lo que percibimos. Se van adaptando a los recónditos recovecos de nuestro cerebro, haciendo esto, como lo señalé anteriormente, modifican nuestro proceso mental.


Estamos entrando en la etapa del afianzamiento con la red, nuevas generaciones desde más pequeños van estrechando más su relación con la computadora que con el libro o medio impreso. Poco a poco le damos la bienvenida a un nuevo estilo de pensamiento.